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domingo, 3 de noviembre de 2013

Vivir para contarlo

Supongo que para nadie será fácil hablar sobre él, sobre su vida y sus experiencias más personales. Y mucho menos para mí, un chico de ciencias al que nunca le ha gustado y tampoco se le ha dado bien ni leer ni escribir ni nada que se le parezca. Así que comenzaré de la forma menos mala que se me ocurre.

Me llamo Raúl Ilundáin, nací el 13 de marzo de hace 20 años en Pamplona, pero Villava es donde vivo y viviré si la vida no da demasiadas vueltas. Solo tengo un hermano mayor, me saca 5 años y está en la misma situación que otros miles de jóvenes españoles, con estudios y sin trabajo y mirando día tras día ofertas para ir a buscarse la vida a otro país. Desde los 3 años entré en el colegio de las Dominicas del mismo pueblo y ahí conocí a los que ahora son mis amigos. Aquellos años pasaron sin demasiadas complicaciones salvo las de salir corriendo al recreo para poder coger la mejor portería del patio. Hasta que un día pasó una de esas cosas que se ven venir pero a las que no se les pone remedio hasta que suceden. Con 8-9 años salí corriendo a tocar el larguero de la portería para no tener que ser portero con la mala suerte que la portería me cayó encima y me destrozó el tobillo.

El resto del tiempo pasaba sin demasiados sobresaltos, se puede decir que tuve una infancia bastante normal y sencilla. Puede que eso sea bueno o puede que no porque todavía ahora no sé cómo actuar ante problemas realmente serios. En cuanto a mi forma de ser creo que soy bastante amable y una persona con la cual se puede hablar de muchas cosas aunque todavía haya gente que crea que soy un antisocial.

Como he dicho antes los recreos y los ratos libres los pasaba jugando al fútbol y esa afición fue a más cuando mi hermano fichó por la Real Sociedad y finde tras finde me tragaba partidos de fútbol. Yo jugaba en el equipo del pueblo y la verdad que siempre se me había dado bien. Pero con 13–14 años empecé a destacar un poco más. No es que fuera gran cosa pero había desarrollado antes que los demás y eso me daba una ventaja importante. Al poco tiempo comencé a entrar en las convocatorias de la selección navarra y como cualquier chaval de esa edad creía que podía llegar a profesional. Todo iba bastante bien, incluso estuve jugando torneos con Osasuna y Real Sociedad pero ese sueño no duró eternamente y con 18 años ya no destacaba como antes. Así que este año he decidido volver al equipo del pueblo con mis amigos y disfrutar del fútbol como un hobby.


Para hacer bachiller tuve que ir a Pamplona, concretamente a Ursulinas, ya que en el otro colegio solo había hasta cuarto de la ESO. Y aunque estuve dos años y fue un paso fugaz, todavía conservo grandes amistades de esa etapa.


Como veis mis mayores “problemas” de la infancia están relacionados con el fútbol, así que en el tema de los estudios me empezaron a interesar carreras como fisioterapia, INEF, nutrición e incluso la biología y los temas de actividades al aire libre por la cual me decidí a última hora y sin tenerlo del todo claro. Después de dos años creo que fue la elección correcta y no solo por temas estudiantiles. El año pasado ya me decidí por la rama ambiental y en un futuro me gustaría poder trabajar en temas de conservación del medio ambiente.


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