Llevaba más de media hora sentado enfrente del
ordenador sin nada interesante que escribir. No tenía del todo claro cuál era
mi opinión acerca del tema planteado para esta semana. Digamos que los estilos
de vida de la gente de hoy en día no es una conversación que salga entre los amigos tomando algo en un
bar, no es un tema que interese demasiado. Preferimos hablar de cosas
superfluas como el penalti injusto que le pitaron al Real Madrid el fin de
semana anterior. Así que he pensado, me voy a ir un rato con los amigos a ver
si ellos consiguen abrirme la mente y darme su opinión sobre algún tema
relacionado. Pero iluso de mí. He llegado a la bajera y aquí estamos cinco
amigos, como auténticas setas sin decir una palabra. Un par jugando a la Play Station, otro pegado al móvil y uno
probando su nueva mesa de mezclas que se acaba de comprar. Y he pensado, ¿pero
qué estamos haciendo con nuestra vida? Cinco amigos de 20 años que tienen todo
lo que quieren sin aportar un solo euro a sus casas.
Claramente vivimos en una sociedad consumista,
creo que pocas personas dudaran de esta afirmación, pero ¿por qué?, ¿qué nos
incita a comprar y comprar sin ninguna necesidad? Sinceramente creo que es la
educación que hemos recibido. Nos hacen pensar que necesitamos muchas cosas
para poder ser felices, la publicidad y las marcas utilizan todos sus
conocimientos para convencernos de cosas que un minuto antes ni se nos pasaba
por la cabeza comprar. También es cierto que el consumo es uno de los motores
de la economía de los países, pero hasta qué punto podemos llegar. Tenemos que
pensar antes de actuar.
Hay que ser racionales, seres críticos, pero
empezando con cada uno de nosotros primero. Es muy fácil echarle la culpa a
Rajoy o Zapatero y decir que ellos tienen la culpa de todo. Que de una forma
secundaria han hecho de esta población una sociedad capitalista. Pero nada más
lejos de la realidad, somos nosotros mismos, los ciudadanos de a pie los
principales culpables de esta situación. Y lo que no entiendo es cómo no
intentamos remediarlo cuando somos los primeros en sufrirla y criticarla.
Nosotros somos los que rechazamos al que viste diferente, al que no usa coche
como transporte o simplemente al que piensa diferente. Vivimos en una sociedad
en la que las cosas se hacen porque las hacen los demás. Muy pocos son los
valientes que se atreven a desafiar este sistema y por ello son apartados
socialmente. Admiramos a grandes deportistas y modelos y olvidamos a los
grandes pensadores, probablemente mucho más importantes para la historia. El
error es que preferimos rodearnos de personas con ropa buena y no con buenas
ideas.
Aunque sigue habiendo personas convencidas con
su causa, que creen en sus opiniones y pese a ser criticados no las abandonan.
Y puede que sea por la época de crisis en la que estamos viviendo, o porque
grandes políticos que siempre han ido en contra del sistema actual, como Julio
Anguita, están apareciendo cada vez más en los medios de comunicación, pero
cada vez más y más personas están informándose y dándose cuenta de que esto no
puede seguir así. Y nosotros somos los primeros que debemos empezar a
cambiarlo. Hay que informarse y ser crítico en todas las facetas de la vida y
solo así podremos cambiar todo esto que nos rodea. Porque no olvidemos que esa
sociedad, que tiene la culpa de tantísimos problemas, es el conjunto de cada
uno de nosotros.
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