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sábado, 16 de noviembre de 2013

Política y corrupción

Está claro que vivimos en una época de crisis económica muy acusada, lo que nos ha condenado a una crisis social y a cuestionarnos, con razón, a los políticos que nos representan. Esa pregunta constante que nos hacemos día a día los ciudadanos de este país sobre quién o quiénes son los culpables, quién nos ha llevado a esta situación. Las culpas, en la mayoría de los casos, se las achacamos a la clase política.
Esta opinión generalizada entre la sociedad no  es ficticia, ya que día tras día los políticos nos dan motivos para desconfiar y dejar de creer en ellos.  Rara es la semana en la que no nos encontramos en las noticias escándalos de corrupción y de chantajes políticos. Y por si no fuera poco, su estatus social les da privilegios inmerecidos ante la ley, y la justicia deja de ser justicia. Estas palabras nos llevan a tratar temas tan sensibles como la no imparcialidad en los jueces, personas que han estado afiliadas y han cobrado  sueldos de partidos políticos no deberían ejercer como jueces. Nos deberíamos plantear cómo no hay ninguna  regulación en este aspecto, ya que por ejemplo, en algo tan sencillo como es un partido de fútbol un árbitro en activo no puede ser socio, ni haberlo sido de un club profesional.
                Uno de los últimos grandes escándalos de corrupción ha sido el caso Noos, que supera nuestros límites de comprensión. Cómo puede ser que una persona que habiendo ganado tanto dinero en su carrera deportiva, además de tener la vida económicamente solucionada por ser el marido de una de las infantas, esté imputada por malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales. Esto no ocurre solamente a gran escala y en casos de una repercusión social y mediática muy importante, sino que también sucede en pequeños ayuntamientos, pero pasan más desapercibidos.
A la hora de elegir a nuestros representantes, depositamos nuestro poder en aquellos partidos que creemos que tienen mejores ideales, los cuales en sus campañas electorales se ganan nuestra confianza a base de vendernos unas propuestas que posteriormente no podrán cumplir. No creo que estos políticos vayan con la idea de robar desde un principio, sino que una vez que llegan al poder no se rodean de la gente adecuada y pierden sus ideales y sus propuestas electorales ante la posibilidad de conseguir grandes cantidades de dinero fácil. En mi opinión, todas estas personas a las que criticamos todos los días solamente son la cabeza visible de un gran grupo de personas que les rodean, que son los verdaderos culpables de esta situación.
Si ya de por sí estamos viviendo una dura época de crisis, en la que los problemas son difíciles de afrontar, y cualquier situación se agrava, estos escándalos provocan que la sociedad esté tensa y molesta. Aunque la gente en un principio pensó que esta crisis se solucionaría con el paso del tiempo, se ha visto que no es así, y cuando los problemas los sufres más de cerca es cuando realmente te interesas por el tema e intentas buscar soluciones. Por eso, ahora las manifestaciones son más numerosas. La gente se ha dado cuenta de que es parte del problema, pero también parte de la solución. Y ese es el camino que se debe seguir, junto con la ayuda de políticos verdaderos, con una mayor personalidad, mejores valores y concienciados por la causa.


                                                   Pablo Iglesias en el Gato al agua




domingo, 10 de noviembre de 2013

Sexo y amor

Está claro que en este mundo occidental en el que vivimos hay cosas aceptadas socialmente y cosas que son denominados tabú. Uno de estos temas es sin ninguna duda el sexo, en todos sus aspectos y formas. Nos hemos educado en una sociedad en la cual desde hace cientos de años el sexo o la sexualidad es un tema difícil de tratar entre padres e hijos, ni siquiera entre parejas se habla de ello con total naturalidad. Solo entre amigos y con los cuales tenemos mucha confianza somos capaces de abrirnos y de contar nuestros problemas.

Después de leer el capítulo del libro de Jaime Nubiola me he dado cuenta de dos cosas. La primera es que no estoy de acuerdo en la gran parte de los temas tratados en este capítulo, y la segunda es que desde mi opinión el principal problema que la sociedad occidental tenemos con el sexo es la falta de educación y de información en la edad más importante. Nos empezamos a interesar por estos nuevos temas y no tenemos a nadie que nos guíe por la senda correcta, o por lo menos que nos informe y nos diga lo que hay para que cada uno sea libre de hacer lo que crea conveniente. ¿Por qué cuando empezamos a hablar todo el mundo nos dice las palabras que están bien y que las palabrotas no hay que decirlas? ¿Por qué en el colegio nos dan unas normas de educación y de comportamiento en grupo? ¿Por qué cuando cumplimos 18 nos dan clases para aprender a conducir? Son preguntas que la mayoría de la gente ni se plantea porque es lo “normal”. Lo mismo debería ocurrir en la sexualidad. Uno de los temas más importantes en la vida del ser humano y que tantos problemas o tantas alegrías nos puede dar.

Desde mi humilde opinión creo que muchos problemas relacionados con abusos, abortos o violencia de género no aparecerían. Porque estas tres cosas vienen muy de lejos. Que un chico pegue a su novia no es una cosa del momento. Probablemente ese chaval se habrá educado en una casa con violencia y lo considerará como algo normal. Sé que el sexo y el respeto, en todo lo que ello conlleva, tienen una base social muy asentada, pero algún día habrá que plantearse cambiarlo y no hacer leyes absurdas para que el violador este más tiempo en una cárcel. Lo que hay que hacer es educar bien desde pequeños para que estos problemas sean mínimos.

Y llegando a la violencia de género, tampoco estoy de acuerdo con que su principal motivo sea el alcohol. Está claro que los jóvenes de nuestra generación bebemos mucho más de lo que deberíamos. Pero no creo que una persona que pega a su pareja pueda echar la culpa al alcohol. Eso viene de mucho más lejos. Nadie que respeta a las mujeres creo que pueda ser capaz de pegar una paliza a su pareja solo por llevar dos cubatas de más. Esa persona podría ser capaz de hacerlo también sin haber  bebido.


Creo que el sexo y la sexualidad es un aspecto muy importante en nuestra vida, y por ello lo debemos tratar con mucha más naturalidad. Es un acto natural y necesario para que la especie no se extinga. Parece que hoy en día es mejor la violencia que vivimos en las calles que el sexo. Es lo más natural ver una pelea en la calle o ir al cine y ver miles de muertes pero luego nos escandalizamos cuando vamos a una playa nudista. Deberíamos abrir un poco más nuestra mente y si vivimos en el siglo XXI que sea para todo. No tener la misma mentalidad que nuestros abuelos. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Vida contemporánea. Capitalismo y consumismo

Llevaba más de media hora sentado enfrente del ordenador sin nada interesante que escribir. No tenía del todo claro cuál era mi opinión acerca del tema planteado para esta semana. Digamos que los estilos de vida de la gente de hoy en día no es una conversación  que salga entre los amigos tomando algo en un bar, no es un tema que interese demasiado. Preferimos hablar de cosas superfluas como el penalti injusto que le pitaron al Real Madrid el fin de semana anterior. Así que he pensado, me voy a ir un rato con los amigos a ver si ellos consiguen abrirme la mente y darme su opinión sobre algún tema relacionado. Pero iluso de mí. He llegado a la bajera y aquí estamos cinco amigos, como auténticas setas sin decir una palabra. Un par jugando a la Play Station, otro pegado al móvil y uno probando su nueva mesa de mezclas que se acaba de comprar. Y he pensado, ¿pero qué estamos haciendo con nuestra vida? Cinco amigos de 20 años que tienen todo lo que quieren sin aportar un solo euro a sus casas.


Claramente vivimos en una sociedad consumista, creo que pocas personas dudaran de esta afirmación, pero ¿por qué?, ¿qué nos incita a comprar y comprar sin ninguna necesidad? Sinceramente creo que es la educación que hemos recibido. Nos hacen pensar que necesitamos muchas cosas para poder ser felices, la publicidad y las marcas utilizan todos sus conocimientos para convencernos de cosas que un minuto antes ni se nos pasaba por la cabeza comprar. También es cierto que el consumo es uno de los motores de la economía de los países, pero hasta qué punto podemos llegar. Tenemos que pensar antes de actuar.

Hay que ser racionales, seres críticos, pero empezando con cada uno de nosotros primero. Es muy fácil echarle la culpa a Rajoy o Zapatero y decir que ellos tienen la culpa de todo. Que de una forma secundaria han hecho de esta población una sociedad capitalista. Pero nada más lejos de la realidad, somos nosotros mismos, los ciudadanos de a pie los principales culpables de esta situación. Y lo que no entiendo es cómo no intentamos remediarlo cuando somos los primeros en sufrirla y criticarla. Nosotros somos los que rechazamos al que viste diferente, al que no usa coche como transporte o simplemente al que piensa diferente. Vivimos en una sociedad en la que las cosas se hacen porque las hacen los demás. Muy pocos son los valientes que se atreven a desafiar este sistema y por ello son apartados socialmente. Admiramos a grandes deportistas y modelos y olvidamos a los grandes pensadores, probablemente mucho más importantes para la historia. El error es que preferimos rodearnos de personas con ropa buena y no con buenas ideas.

Aunque sigue habiendo personas convencidas con su causa, que creen en sus opiniones y pese a ser criticados no las abandonan. Y puede que sea por la época de crisis en la que estamos viviendo, o porque grandes políticos que siempre han ido en contra del sistema actual, como Julio Anguita, están apareciendo cada vez más en los medios de comunicación, pero cada vez más y más personas están informándose y dándose cuenta de que esto no puede seguir así. Y nosotros somos los primeros que debemos empezar a cambiarlo. Hay que informarse y ser crítico en todas las facetas de la vida y solo así podremos cambiar todo esto que nos rodea. Porque no olvidemos que esa sociedad, que tiene la culpa de tantísimos problemas, es el conjunto de cada uno de nosotros.

Los jóvenes y sus problemas

Mucha gente puede creer que no somos nosotros, los jóvenes, los que debemos hablar de esto. Dicen que no somos imparciales y objetivos y que incluso muchas veces nos falta madurez para tratar diferentes temas. Yo a este tipo de personas les preguntaría si a ellos les gustaría que un extraño, una persona ajena a ellos, opinara sobre sus problemas familiares sin ni siquiera conocerlos, y no solo eso, sino que incluso se atreviera a intentar solucionarlos sin consultarlo previamente con ellos. Esto es lo que opino yo sobre los problemas de los jóvenes. No hay nadie mejor que nosotros para valorarlos y tratar de buscar soluciones. Porque no hay cosa que más nos incomode que acatar normas impuestas por otros para solucionar nuestros problemas.

Vivimos en una sociedad acomodada en la que la gran parte de la población pasa de los problemas si no es a ellos mismos a los que les toca vivirlo en primera persona. Lo mismo pasa con los jóvenes, todos estamos preocupados por la situación de paro actual pero pocos son los que realmente se mueven por cambiarlo. Creo que eso es lo que realmente nos hace falta, ganas para cambiar el mundo. No podemos pretender que nuestros padres o abuelos, con una vida asentada y más o menos tranquila se muevan por nuestros problemas. Ellos ya  lo hicieron cuando tenían 20 años y es de esas experiencias de revolución de las que tenemos que empaparnos. Todavía nos quedan muchos años en esta vida y tenemos que intentar mejorar este mundo. Y no pensar que los políticos, los banqueros o los empresarios nos harán salir de esta crisis. Cada uno debemos aportar nuestro granito de arena para que todo vaya a mejor. Como decía el escritor irlandés Edmund Burke “que pena que pensando que puedes hacer poco, no hagas nada” es una frase que siempre deberíamos tener en cuenta.

Aparte de todos los problemas clásicos que nos rodean en estos últimos 7 años, paro, vivienda, poca esperanza de futuro entre la gran mayoría de los  jóvenes de hoy en día, yo quería tratar otro problema que va más allá de crisis económicas, políticas o institucionales. Es el rechazo de la gente madura o anciana a los jóvenes por el hecho de serlo. Al comenzar en un trabajo nuevo siempre son peor pagados sin mirar más lejos de la experiencia profesional y sin tener en cuenta lo que esa persona puede aportar a la empresa: ganas de mejorar, ideas emprendedoras, una mente abierta a nuevas propuestas y situaciones. Cosas que pocas personas de 60 años tienen. Por eso creo que es conveniente fusionar los dos aspectos, la experiencia de alguien que lleva toda la vida realizando el mismo trabajo con la frescura de un veinteañero con ganas de comerse el mundo.


Otro aspecto que sí creo que es realmente problemático en esta nueva generación son las tecnologías, las redes sociales y todo lo que conlleva. Es un grandísimo avance esto de internet, whatsapp, twitter y demás, pero no en las formas en las que las utilizamos. Vivimos pegados a una pantalla. Estamos perdiendo todo lo bueno que tiene una tarde con tu mejor amigo y una bolsa de pipas en un banco comentando lo que hicimos la semana pasada. Ahora se entera toda la universidad que has ido a pasar el día a la playa cuando casi ni has puesto la toalla en la arena. Hay que encontrar los límites y no hacer que con este gran progreso demos un paso atrás en todo lo bueno que ya habíamos conseguido antes.

Vivir para contarlo

Supongo que para nadie será fácil hablar sobre él, sobre su vida y sus experiencias más personales. Y mucho menos para mí, un chico de ciencias al que nunca le ha gustado y tampoco se le ha dado bien ni leer ni escribir ni nada que se le parezca. Así que comenzaré de la forma menos mala que se me ocurre.

Me llamo Raúl Ilundáin, nací el 13 de marzo de hace 20 años en Pamplona, pero Villava es donde vivo y viviré si la vida no da demasiadas vueltas. Solo tengo un hermano mayor, me saca 5 años y está en la misma situación que otros miles de jóvenes españoles, con estudios y sin trabajo y mirando día tras día ofertas para ir a buscarse la vida a otro país. Desde los 3 años entré en el colegio de las Dominicas del mismo pueblo y ahí conocí a los que ahora son mis amigos. Aquellos años pasaron sin demasiadas complicaciones salvo las de salir corriendo al recreo para poder coger la mejor portería del patio. Hasta que un día pasó una de esas cosas que se ven venir pero a las que no se les pone remedio hasta que suceden. Con 8-9 años salí corriendo a tocar el larguero de la portería para no tener que ser portero con la mala suerte que la portería me cayó encima y me destrozó el tobillo.

El resto del tiempo pasaba sin demasiados sobresaltos, se puede decir que tuve una infancia bastante normal y sencilla. Puede que eso sea bueno o puede que no porque todavía ahora no sé cómo actuar ante problemas realmente serios. En cuanto a mi forma de ser creo que soy bastante amable y una persona con la cual se puede hablar de muchas cosas aunque todavía haya gente que crea que soy un antisocial.

Como he dicho antes los recreos y los ratos libres los pasaba jugando al fútbol y esa afición fue a más cuando mi hermano fichó por la Real Sociedad y finde tras finde me tragaba partidos de fútbol. Yo jugaba en el equipo del pueblo y la verdad que siempre se me había dado bien. Pero con 13–14 años empecé a destacar un poco más. No es que fuera gran cosa pero había desarrollado antes que los demás y eso me daba una ventaja importante. Al poco tiempo comencé a entrar en las convocatorias de la selección navarra y como cualquier chaval de esa edad creía que podía llegar a profesional. Todo iba bastante bien, incluso estuve jugando torneos con Osasuna y Real Sociedad pero ese sueño no duró eternamente y con 18 años ya no destacaba como antes. Así que este año he decidido volver al equipo del pueblo con mis amigos y disfrutar del fútbol como un hobby.


Para hacer bachiller tuve que ir a Pamplona, concretamente a Ursulinas, ya que en el otro colegio solo había hasta cuarto de la ESO. Y aunque estuve dos años y fue un paso fugaz, todavía conservo grandes amistades de esa etapa.


Como veis mis mayores “problemas” de la infancia están relacionados con el fútbol, así que en el tema de los estudios me empezaron a interesar carreras como fisioterapia, INEF, nutrición e incluso la biología y los temas de actividades al aire libre por la cual me decidí a última hora y sin tenerlo del todo claro. Después de dos años creo que fue la elección correcta y no solo por temas estudiantiles. El año pasado ya me decidí por la rama ambiental y en un futuro me gustaría poder trabajar en temas de conservación del medio ambiente.